Usted, sumercé, tú

syysEmpecé a desearte justo cuando el mundo estaba a punto de acabarse.
Ese día esperábamos reunidos junto a la hoguera a que la humanidad, como la conocíamos, se extinguiera.
De repente, rozaste unas palabras con las mías y estalló una calcinante llama en mí, pasé de tener frío a estar ardiendo en algo que hasta hoy no comprendía y que en cuanto se acabó todo, lo supe.
Después, en los tiempos en los que los hombres caminábamos hacía lo desconocido, vino algo que no podía explicar, ya había probado tu espesa jungla, había jugado con tu cabeza, me habías hundido tu conocimiento errático, duro, ya había visto tus teclas, esas que movías cada vez que derramabas la lluvia incipiente por mí. Luego, el deseo que sentía se volvió más poderoso y se convirtió en otra cosa que, en la era de los hombres, algunos llamaban amor.
Ahora camino a tu lado, nos envolvemos en todas las lenguas, nos hacemos campo en nuestros miedos, dejamos atrás el mundo entero y nos consumimos en nosotros dos, ahora no sé si es deseo, amor, compañía, lujuria, ternura, todo o nada, solo sé que tu melodía soy yo y caminas de puntillas sobre mí, tratando de no hacerme daño, haciéndome sentir que el mundo como lo conocimos antes de sabernos, terminó.

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